Misión Imposible: Sentencia Final, acción, cinema y adrenalina…al máximo
Por: Iván Uriel Atanacio Medellín
En Misión Imposible: Sentencia final, dirigida por Christopher McQuarrie, Tom Cruise ofrece la entrega máxima de un actor por su proyecto, el compromiso con su pasión y la convicción total de que el cine, como experiencia comunitaria, solo puede disfrutarse a plenitud en la pantalla; y en la octava película de una serie aclamada, la audiencia puede admirar con asombro cada una de las escenas que configuran el paisaje emocional que la integra. Entre los abundantes diálogos, explicaciones, remembranzas y miradas envueltas en favor de la historia, la acción trepidante de la cinta nos ofrece silencios profusos, secuencias de acción impresionantes en cuyo frenesí se prolonga el respiro, y el aliento del público que acompasa cada minuto de los que acumula su duración de casi tres horas, expresas entre el espejo reflejo de la nostalgia y el horizonte al devenir. La Sentencia Final presenta una fotografía que amalgama de azules, ocres y cobrizos lienzos el trazo de Robert Elwist, la portentosa partitura de Max Aruj y Alfred Godfrey, y la sobresaliente edición del reconocido Eddie Hamilton. Simon Pegg despliega su humor con total naturalidad, al igual que Hayle Atwell reafirma su posición en el equipo, al cual se integran Tarzan Davis y Pom Klementieff, quienes habían aparecido en el anterior capítulo, al igual que Henry Czerny, Shea Whingham, Esai Morales y la enorme Angela Basett, corolan el arco emotivo de Luther, el entrañable amigo de Ethan Hunt, interpretado por Ving Rhames.
La entidad como un enemigo global, común e íntimo, conforma un paisaje de atemporalidad y terror digital que pudiera conllevar la inteligencia artificial, y la contrasta con la proximidad de los lazos afectivos que el personaje de Rolf Saxon enhebra con resaltar las posibilidades y las alternativas en las decisiones de la vida como gratuitad del albedrío, o una suerte del azar que no advertimos. Tom Cruise, en el pináculo continuo de su carisma por cuatro décadas, en el treinta aniversario de las misiones imposibles que catapultaron su cariz como héroe de acción, realiza cada una de sus escenas con sentido de asombro, y en ello impacta desde su vertiginoso virtuosismo, el que homenajea el cine clásico, el cine mudo, y las grandes cintas épicas, que te dejan como espectador atónito, y como cinéfilo admirando el valor de disfrutar la cinta en la gran pantalla, puesto que, la emoción que vivirás desde tu butaca, no será la misma en la escala de una sala, y no lo será la experiencia comunitaria de compartirla.
Más allá del guión o de la consecuente trama que desarrolla la historia de Ethan Hunt y del la IMF, más allá de las extraordinarias secuencias, acrobacias y expectativas, habita una película que da sentido a las películas como una experiencia visual, que apela a dejarse llevar entre la propia vivencia, y que nos permite construir una realidad alterna, y nos invita a vivirla, con la misma intensidad que su protagonista, a sumergirnos entre la profundidad del océano, como volar por los aires y admirarnos, porque nada se agradece más a una experiencia audiovisual desde un auditorio, que coadyuvar con nosotros, en un mundo dominado por el sentido de la urgencia y lo inmediato, a no perder la capacidad de asombro, y abrazarla, al asombrarnos.
Mission: Impossible – Dead Reckoning Part Two, 2025, Dir: Christopher McQuarrie
Politólogo, escritor y documentalista, Premio Nacional Aportación a las Letras Mexicanas, y Premio Bienal de la Academia Literaria de la Ciudad de México, es autor de diversas novelas y director de documentales en derechos humanos. Director Editorial de Filmakersmovie, recibió el Premio Nacional de Gestión Cultural; su obra ha sido compartida en más de cuarenta países de cinco continentes.