Por Diana Miriam Alcántara Meléndez

“Originalidad” como concepto tiene muchas acepciones.

 

Originalidad Cinematográfica | Foto: Diana Alcántara

Originalidad Cinematográfica | Foto: Diana Alcántara

Según el diccionario de la lengua española la palabra “originalse define como algo novedoso que resulta de la inventiva de su autor y que puede servir como modelo para copias iguales o relativas a él. De esta definición las palabras “novedoso”, relativo a novedad, que se define como cualidad de nuevo, e “inventiva”, definida como la disposición y capacidad de inventar algo son, dentro del cine, cualidades. La originalidad misma como incentivo es necesaria para la creación y realización de proyectos y, obligatoriamente, presente para el artista al escribir un guión, editar una escena, musicalizar una secuencia, representar un papel, planear una toma, etcétera.

Mientras algunos estudiosos del cine creen que la originalidad en el área ha muerto y que todo tipo de historias han sido ya contadas, otros afirman que esta disciplina es aún joven y que su capacidad de expansión, desarrollo, reinvención y evolución aún está por develarse.

En 1928 Vladimir Propp (analista de los elementos narrativos del relato-narratología-) en su texto “Morfología del cuento” realizó un análisis de variados y numerosos cuentos de hadas rusos hasta concluir 31 puntos frecuentes y recurrentes en todos esos relatos, dando así una fórmula matematizada de estructura del cuento, repetible e incluso predecible. Más tarde el otrora intelectual Claude Lévi-Strauss criticaría al análisis por su forma superficial y su falta de contexto, cuya presencia  misma hace del contenido y su reflexión un estudio más complejo de lo que Propp propusiera.

Un fenómeno similar parece tomar por asalto al mundo del cine. Cuando la industria comenzó a analizar las historias presentes en pantalla, los estudiosos y las productoras de cine crearon un modelo práctico que sirviera como base estructural en la construcción de películas. Esta escuela de cine, aún presente en la actualidad, crea fórmulas, compone segmentos en los que una película se divide, para después llamar a un proceso de llenado de datos, es decir, divide a un largometraje en secciones, personajes, tramas y resoluciones para luego cubrir la historia con variantes específicas.

Una historia al estilo “ABC” (Príncipe enamorado pelea contra dragón para rescatar a la princesa) como estructura básica de la narrativa es frecuente y repetida en la cinematografía; desde películas en el género de la acción hasta el terror o la comedia romántica; logrando una posición dentro de su propio ambiente, así como una aceptación por parte del público, quien advierte pero no siempre critica un producto consumista.

El modelo mismo no es el problema. La construcción de historias necesita de una guía simple por la cual comenzar para luego dar más trama a su desarrollo. Este es el proceso creativo, la construcción de personajes, la descripción de situaciones, la evolución, desarrollo y complejidad de la trama. Es la combinación de forma y contenido lo que hace a un proyecto propositivo y exitoso, la combinación de ambos y el balance de la presencia de uno y otro. Así como un pintor debe saber tanto de técnica como de expresión, o como un músico debe tener presentes todos sus conocimientos sobre teoría musical al componer una melodía a la par de conocer qué sonidos y rupturas en la melodía provocan cierta respuesta en el oyente, un escritor, de cualquier índole, debe estar consciente del poder de la palabra escrita, de su significado y su significante.

Conocer esta teoría comunicativa es la base del arte cinematográfico. Conocer las estructuras y las funciones de los personajes, histórica y artísticamente, de modo que el nuevo cine, consciente de su pasado, cree, resuelva y construya de manera diferente, novedosa, imaginativa, acorde a su contexto y respondiendo a las necesidades y realidades del público que le observa.

El discurso cinematográfico, visual, gramatical y narrativo se encuentra en constante movimiento, en constante evolución. Es la capacidad de adaptación y reinvención lo que permitirá a esta disciplina artística salir de su estancamiento y repetición.

Diana Alcántara Diana Miriam Alcántara Meléndez | México

 Guionista y amante del cine, ha estudiado  Comunicación, Producción y Guionismo a los largo de los años con el fin  de aportar a la industria cinematográfica una perspectiva fresca,  entrenada y apasionada. Actualmente cursa un Máster en Comunicación, Periodismo y Humanidades a propósito de enriquecer su mente y trabajo.

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