Por: Iván Uriel

 

Diario de Un Loco | Dir. Luly Rede | Foto: FB Mario Iván Martínez

Diario de Un Loco | Dir. Luly Rede | Foto: FB Mario Iván Martínez

Como un viaje a los confines de la mente, Diario de un Loco aprisiona nuestros sentidos desde su nombre, y al iniciar la función quien asiste a la espera, es arrebatado de la quietud con la que un diario pudiera ser escrito. Las emociones humanas convergen desde la intensidad de un monólogo convertido en el escaparate, ágora de la dubitación, la reflexión y el vacío. Mario Iván Martínez hace suyo el papel de Aksenti Ivánovich Poprichin, y nos presenta una soberbia actuación, colofón a su consolidada trayectoria reconocida en el aplauso de pie de un público que ha quedado cautivo para no irse nunca del cuento de Nikolái Gógol.

¿Qué es la locura? ¿Dónde habita el límite entre la razón y su naturaleza? ¿Dónde habitan las obsesiones, los complejos, los delirios? Cuestionar el trabajo, la cotidianidad de los días, la monotonía, el lamento de amores perdidos, de los que nunca fueron; nostalgia de lo que pudo ser y no fue, o de lo que hubiéramos deseado que fuera. Aksenti experimenta estas sensaciones y sucumbe ante la realidad que avizora lo que no es o lo que cuesta ser.

Me diría Mario Iván Martínez que el maestro Carlos Ancira ayudó a instaurar la tradición de monólogos los lunes precisamente con dicha obra, la cual representó por dos décadas. En lunes pues, me dejé llevar por la representada literatura, Gógol estaba ahí, presente durante la función, en el escenario, en cada butaca ocupada, todas, estaba la energía de una mente que habita en cualquier parte, un vericueto interpretativo que retumba en nosotros y en nuestros instintos.

Una historia que bien pudiera ser narrada desde el arte de contar cuentos del maestro Mario Iván, pero que representa por él, se convierte en una oda a la interioridad. La fuerza exegética al abordar la condición de esquizofrenia y sentir desde el actor la persecución permanente, lleva al protagonista a abandonarlo todo menos sus ilusiones, o quizá por el contrario, asirse a todo y quedarse con sus pensamientos, alucinaciones, recuerdos y expectativas. La actuación de Mario Iván es honesta, valiente y coherente al grado de la exposición física sin darse cuenta, un compás asistido de su canto, y de la escenografía que también actúa con el intérprete, y que por ende, merece el compartido aplauso al final para celebrar el lugar de encuentro. Una actuación real, sensible y llena de vida, cuya ironía estremece al instante por fuera y por dentro.

La imaginación hace dejarnos llevar por los viajes que ofrece; Diario de un Loco, uno de los cinco cuentos cortos que Gógol escribió de 1834 a 1842, pareciera ser la premonición de su muerte, su inanición, su abandono, el no alimentar de sonrisas el cuerpo porque no hay para qué sonreír y el alma se alimenta ya de la nada. El acto agita su esencia con la música que le acompaña, y con el placer del arte en diversos sentidos, cimbra cada paso y los que vienen.

 El público murmura, ríe y se acongoja por Aksenti, sufre con él, goza con él, íntimo cómplice y testigo, se compadece, siente lástima, trata de comprender, y sin poder ir más allá, se sumerge en la catarsis que desborda. En Diario de un Loco interactúan una y mil voces, las almas muertas y la salvación del alma, el caos, el destiempo y la depresión, la poesía, el canto y las declaraciones de amor.

Diario de un Loco | Dir. Luly Rede | Foto: FB Mario Iván Martínez

Diario de un Loco | Dir. Luly Rede | Foto: FB Mario Iván Martínez

¿Dónde habitan los confines de la locura, dónde los confines de la interioridad, del desasosiego, dónde las obsesiones? ¿Dónde los desvelos, los desamores, los sueños que van, que vienen, dónde los tormentos, y dónde la esperanza que los aguarda? ¿Dónde los misterios inexplorados e inextricables, las falacias de la mente y la resignación de una realidad que hemos buscado de una y mil formas? Las sonrisas que disfrutará la audiencia comulgan como el llanto de una mente fragmentada entre el día y la noche, ambas emociones habitan el mismo espacio y están escritas como las cartas que Aksenti figura con ansiedad.

La temporalidad esporádica, la sátira y el caos, impelan al personaje hasta asumirse Rey de España, y comandar desde su iracundo destiempo las huestes de un reino que más bien es el espejo de sus propias frustraciones. Desde su coraza, desde las ventanas con barrotes y sin ellos, desde los sueños que al despertar son pesadillas, el monólogo avanza sin que nos demos cuenta, para cuando somos conscientes, estamos tan dentro de la obra que no advertimos lidiar con la locura de los contextos. Diario de un Loco es una obra tan actual como lo fue hace ciento ochenta años, con los mismos vicios, vacíos e ilusiones, una puesta en escena que ya de suyo es historia, y que la sigue forjando como se forjaron los cinco premios a mejor actor de teatro para Mario Iván Martínez o en el Ariel ganado por su papel del Dr. John Brown en Como Agua Para Chocolate hace dos décadas.

Obra extraordinaria cuya dirección y argumento atienden el original traducido del ruso por Luly Rede, y producida por Margarita Isabel, quienes en compañía del histrión ofrecen una epifanía familiar que celebra el profesionalismo de una puesta en escena sugerente e imperdible en cualquiera de sus idiomas. Una actuación magistral para un monólogo memorable, donde las angustias, filias, fobias, y los secretos íntimos del ser humano habitan en un mismo personaje, y en las páginas escritas en los días sin fecha de nuestro querido diario.

Quienes viven en la Ciudad de México pueden disfrutar de “Diario de un Loco” en el Centro Cultural Helénico todos los lunes a las 20:30hrs, la temporada que inició desde el año pasado, concluye el próximo 8 de abril, y a partir del 13 de mayo en el Foro Chapultepec.

 

IvanUrielIván Uriel | elsurconovela | @ElSurcoNovela

Iván Uriel Atanacio Medellín es un escritor, productor, director y politólogo, especialista en sistema político, desarrollo social y migración. Su novela “El Surco, historias cortas para vidas largas” describe los senderos migrantes, cuya narrativa innovadora ha sido reconocida como la aportación mexicana a la literatura posmoderna latinoamericana. Ha diseñado políticas públicas, programas académicos y sido conferencista en diversos congresos internacionales. Su  motivación logra la creación del documental “Tú Ciudad…Tus Derechos” y Filmakersmovie.com

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