LA RELACIÓN DE: SUJETO – OBJETO EN EL CINE.
Por: Dionisio Ortega | El Pensador Lagunero
El cine. La máquina de los sueños. Es como si la vida fuera la gran ficción de la existencia. Entre ficción y realidad los nexos pueden ser indisolubles. La mirada, la mirada del otro. La imagen audiovisual puede corroborar la psicología de la humanidad. Desde que se invento el cine, los seres humanos se reflejaron en el espejo del alma.
Determinaciones generales. Cuando era niño, me reflejaba en el espejo e imaginaba: Si el espejo tuviese vida, y las situaciones y objetos que inventaba, se reflejasen en un televisor, o en una pantalla de cine; la necesidad buscada, porque vivía enclaustrado en una caja de Pandora. La imaginación me ayudaba a querer mirar lo que no veía, en el mundo de las apariencias. Pero ¡cuidado! mejor hablemos en un sentido colectivo; de la relación de los objetos y los sujetos. El film Amélie dirigido por Jean- Pierre Jeunet, descubre la mirada de las relaciones; es como si hubiera existido un antes y un después, en la percepción de los objetos.
En la maduración de la existencia, cuando empieza el gusto por ver el cine, la amistad femenina dice: Cuando vas al cine, te sumerges en otra historia, como si el mundo que te rodea, no existiese, durante las horas, que te sientas en la butaca de la sala de cine. Vivir una catarsis para limpiar la mente de la rutina cotidiana. El ánimo para vivir la historia, de un personaje que apasione. Si hay que mirar atrás, la nostalgia de lo antaño; como por ejemplo el film La vida en rosa dirigido por Olivier Dahan, sobre la vida de Edith Piaf.
Al ser pensante que vive en un mundo alternativo, no le interesa el cine puramente comercial. Quiere descubrí lo extraño, aquello que no es convencional. Sentado, tomando una copa y fumando un cigarrillo, pretende descubrir el elixir de la existencia; la fortuna y el infortunio de aquellos que vemos en la gran pantalla de la sala de cine; que mejor ejemplo que la recordada Marlene Dietrich, confluencia de todos los sentimientos posibles.
Es una gran pena que muchas salas de cine hayan desaparecido. En el presente se ha perdido la magia de la gran pantalla de cine, que existió durante el siglo XX. Cuando entré por primera vez, a una sala a ver una película muda; no supe hasta el final, que la música provenía de un pianista que estaba en la oscuridad. Parece que en el irrefrenable devenir del tiempo, se corre el riesgo de perder el misterio.
En los años veinte del siglo XX, Charles Chaplin advierte sobre un mundo hipertrofiado por la modernización. No obstante en el advenimiento del caos, el cinematógrafo, descubre el cine sonoro, y los seres humanos pueden verse exactamente como son. El film Sunset Boulevard, o El crepúsculo de los dioses dirigido por Billy Wilder, dejaba lo que fue una sentencia: Decadencia del pasado, auge del presente. Pasadas las décadas del siglo XX, del blanco negro al color, de los efectos especiales, hemos asistido a la historia audiovisual del actor, de la actriz ¿Qué pasará mas allá del siglo XXI? Los efectos especiales y la tecnología, ¿sustituirán a los actores humanos, por seres cibernéticos? Es una suposición ucrónica que no tiene mucha lógica. Volvamos mejor al presente, o al pasado, al menos para preservar la historia.
¿El cine forma al individuo? Cuando las imágenes son manipuladas, por el director de cine, la historia es otra; empiezan a crearse significados; por ejemplo el film Metrópolis dirigido por Fritz Lang. La politización de la imagen audiovisual. El cine comprometido, con las causas sociales, como el realizado por Ken Loach. El uso del poder comunicacional, para manipular las conciencias; como el documental Videocracy, dirigido por Erick Gandini. La mirada desnuda del espectador. ¿Hasta donde llega la intención del director? ¿Qué desea buscar el espectador? Veamos por ejemplo, el cine como objeto, y el espectador como sujeto. Mas allá de la manipulación de los significados, que alteran las sensibilidades; debería existir la finalidad, de encontrar verdaderos sentimientos, libres de prejuicios, que alimenten el espíritu, un ejemplo palpable es el film Caramel dirigido por Nadine Labaki.
Me refiero a ir más allá del villano o del malo de la película, para evitar las etiquetas que califican, como en el film: La vida es bella de Roberto Benigni. Pero si el cine nos remueve un pasado desagradable de la vida, ¿Qué hacemos? El cine como documento histórico, para no olvidar las atrocidades de la humanidad. Muchas historias heroicas, si la imagen audiovisual nos sirviera, para advertir sobre el peligro de la violencia, como en el film: Asesinos por naturaleza de Oliver Stone.
El director, el productor, el espectador, el cinéfilo, ¿Qué finalidad tienen?
Mas allá de los estereotipos cinematográficos, sería loable encontrar un significado psicológico, para los bien pensantes, al menos para sentir un mundo de ensoñación, onírico; en el cine español, encontramos el film Lucia y el sexo de Julio Medem. Al final, el cine es la caja de los sueños, y parece que seguirá siéndolo en el futuro, bajo la influencia de la tecnología audiovisual.
Volviendo al pasado, el film The Artist de Michel Hazanavicius, es una advertencia, para resistirnos a un cambio que no sabemos qué camino puede tener.
En una época convulsa como la que vivimos, el cineasta tendrá que insistir, insistir, para no desfallecer.
La recordada bailarina Pina Bausch dijo: “Danzad, danzad o estaréis perdidos” aleccionador testimonio del documental que dirigió Wim Wenders.
Caramel | Dir. Nadine Labaki
Líbano 2007
Pina | Dir. Win Wenders
Alemania, 2011
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Dionisio Ortega | El Pensador Lagunero | @pensadorlaguner | España
Escritor, lector. Admirador y observador del arte. Filósofo y reflexivo en la memoria. Creador de Humberthouse productions en donde cuentas pequeñas historias a través del «vídeo-arte».