Por: Diana Miriam Alcántara Meléndez | España, 2014
La técnica Rashomón, en periodismo, se refiere al recuento de un mismo hecho realizado a través de diferentes puntos de vista, en donde la perspectiva de cada voz es diferente a la anterior y usualmente contradictorias entre sí. El nombre es tomado de la película de 1950 “Rashomón”, dirigida por Akira Kurosawa, en donde cuatro personajes recuentan un asesinato, distando una versión de la otra.
La forma narrativa es retomada tanto en la palabra escrita como en el mundo audiovisual, siendo el efecto Rashomón una forma de interpretación de hechos. La esencia de la técnica no es la de dar una versión absoluta, sino de retroalimentar los escenarios con cada perspectiva y, cuál se hace en la película, el fin último no es completar un rompecabezas que llene espacios en blanco con cada versión narrativa, sino destacar la naturaleza humana de las personas al relatar hechos, su perspectiva, su visión, su aprehensión de la realidad.
Contar un hecho a través de la perspectiva de diferentes personajes es una metáfora; cada persona ve, vive, recuerda o siente un hecho de manera muy diferente al otro. Explorar este estado humano es explorar la subjetividad interpretativa de las personas; el conflicto que ello crea en su función con la credibilidad o la búsqueda de la verdad es parte de la crítica a la ética periodística, pero también de la posibilidad narrativa y, más a fondo, de la cualidad humana por creer lo que dice, lo que piensa y lo que recuerda (o en todo caso, su habilidad para modificar aquellos recuerdos a través de la forma en la que los cuenta).
Dentro del mundo audiovisual, cine o televisión principalmente, la percepción del tiempo o de los eventos que conforman una historia es parte importante en la construcción de la trama, la información se da de manera dosificada, moviendo al narrador dentro del relato de un personaje a otro, dando con ello una mayor libertad interpretativa al espectador. Pero la historia en sí ya es una visión coartada de los hechos porque cada personaje “vive” la historia dentro del relato de manera diferente.
Es aquel mensaje de realidad relativa lo más sobresaliente que se advierte de esta técnica. En la película Rashomón se cuestiona a los personajes para encontrar con sus historias al culpable del asesinato, pero en el proceso la película, y sus actuantes, hacen una reflexión más profunda de la condición de cada uno de ellos, no ante el hecho, el asesinato, sino ante su papel durante la situación, sus culpas, sus deseos, sus remordimientos, sus realidades o sus arrepentimientos son reflejados en la versión que cada personaje cuenta. Lo mismo sucede en la vida diaria de las personas, la forma en que viven un suceso y lo cuentan va ligado con su percepción de la realidad, con su estado emocional o psicológico, su naturaleza antropológica y social, su experiencia o su capacidad lógica y analítica. No hay una verdad absoluta porque no hay un recuerdo unívoco de un mismo hecho, porque cada persona es diferente.
Esta técnica tanto en el cine como en la televisión se ha utilizado de diferentes formas. Aquellas que, en efecto, utilizan la perspectiva como un acertijo que se va resolviendo con cada pieza que se va adhiriendo al relato, por ejemplo la película Vantage Point (EUA, 2008) u 11:14 (EUA-Canadá, 2003); películas que siguen a los personajes de manera separada, coincidiendo sus historias en algún punto y complementando el relato macro, como la película Go (EUA, 1999) o Hero (China-Hong Kong, 2002), o películas en donde las diferentes versiones de un hecho se contradicen entre sí, diferentes versiones de un hecho otorgadas por diferentes personajes, tal sucede en Rashomón o en su adaptación/remake al género western The outrage (EUA, 1964), en la película Iron maze (Japón-EUA, 1991) y en Hoodwinked! (EUA, 2005).
Rashomón por su parte, aprovechando esta narrativa, se adentra en otras cuestiones sobre el tema de la verdad o la mentira. La película cuenta con un personaje que escucha las historias de los cuatro implicados en el asesinato, realizando con sus intervenciones algunas reflexiones críticas respecto al tema como modo social y de reacción (cada versión de los hechos estructurada como respuesta de las inquietudes de los personajes en relación a la situación que están narrando).
Algunos ejemplos son:
“Man just wants to forget the bad stuff, and believe in the made-up good stuff. It’s easier that way”[“El hombre sólo quiere olvidar las cosas malas y creer en las cosas buenas que se inventa. Es más fácil de esa manera”]
“It’s human to lie. Most of the time we can’t even be honest with ourselves”. [“Es humano mentir. La mayoría de las veces ni siquiera podemos ser honestos con nosotros mismos”]
“No one tells a lie after he’s said he’s going to tell one”. [“Nadie dice una mentira después de decir que va a contar una”] “We all want to forget something, so we tell stories”. [Todos queremos olvidar algo, así que contamos historias]
La búsqueda de una verdad irrefutable conlleva por sí sola otras cuestiones éticas, por ejemplo, la verdad contra la mentira, la credibilidad o la veracidad. ¿Qué pasa cuando alguien recuenta un relato diciendo que lo ha visto con sus propios ojos (cual lo hace uno de los personajes en Rashomón)? ¿Qué significa eso? Al final, es sólo una perspectiva, su perspectiva.
Tales cuestiones conforman la riqueza que puede traer la narrativa fragmentada dentro de un relato, cuya forma de edición cuenta ya la mitad de la historia. La técnica, utilizada en la literatura, el periodismo o el cine, abre una puerta reflexiva hacia estos temas.
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Diana Miriam Alcántara Meléndez | México | España