Top Gun: Maverick, la secuela perfecta
Por: Iván Uriel Atanacio Medellín
En el verano de 1986, mientras el mundo atestiguaba las proezas de Diego Armando Maradona en la Copa Mundial de Fútbol México 86, la temporada de estrenos cinematográficos veía emerger un éxito inusitado para una cinta que apostaba continuar una seguidilla de realizaciones atrevidas con buena recepción en taquilla, pero no el fenómeno masivo que se convertiría en un ícono de la cultura pop de la segunda mitad de los años ochenta. Protagonizada por el joven actor promesa, Tom Cruise, pleno de carisma y dinamismo, quien ya había conquistado audiencias con su protagónico en Negocios Riesgosos en 1983, Top Gun ganaría adeptos semana a semana, hasta consolidarse como la cinta más taquillera del año, ganadora del Premio Óscar a Mejor Canción Original, un premio que bien representaba un reconocimiento para una de las más importantes, impactantes y trascedentes bandas sonoras de la historia del cine; la cinta, dirigida por Tony Scott y producida por el exitoso binomio Don Simpson y Jerry Bruckheimer, narra vicisitudes, experiencias y vivencias de un grupo de pilotos en sus avatares por los jornales de la escuela naval Top Gun. Maverick, Goose e Iceman, quedaron impregnados en el imaginario cultural de una generación como personajes referentes, los aviadores lentes de sol, las motocicletas, las chaquetas de aviador y un serial de frases icónicas, se hicieron recurrentes, cimentando al paso de los años el estatus de culto, y registrado patrimonio cinematográfico del National Film Registry de los Estados Unidos.
Las secuencias aéreas, acrobacias, y el compás de escenas románticas, de playa, e incluso de la tragedia y redención desde la competitividad y el honor, legó un contexto geopolítico y económico determinado capturado en sus escenas. Su influencia incluso se notó en la música pop de América Latina, con el video La Incondicional, uno de los himnos musicales de otra leyenda, Luis Miguel. Hacer una secuela de una película con tal impacto representaba un reto, y su apuesta un riesgo que bien ha tenido dividendos con la realización de Top Gun: Maverick, producida también por el propio Jerry Bruckheimer y protagonizada de nuevo por la estrella de cine más importante de los últimos cuarenta años, Tom Cruise. La proeza incluía filmar en los jets, uniendo a los actores junto a pilotos de la Fuerza Aérea estadounidense para dar realismo a cada una de las escenas, elaborar un guión coherente y congruente a las décadas que han pasado desde su estreno, y todo ello en el marco de un elenco que combinara frescura, vivacidad, empatía, y brindara un variopinto universo de emociones creativas con el equipo liderado por Joseph Kosinsky en la dirección, y Christopher Macquarie liderando el grupo de escritores. Mediante una fotografía extraordinaria del chileno Claudio Miranda, innovando la captura de imágenes dentro de la cabina de los pilotos, delineando su vuelo con el realismo que solamente puede lograr el realismo mismo y no la pantalla verde inmersa en el uso de CGI, la película es una obra de arte fotográfica que vale apreciarse en la pantalla más grande y al mejor sonido posibles, es en síntesis, una película hecha para verse en el cine, y, ante a circunstancia que vivimos en el mundo, y los retrasos de su estreno por más de dos años, el azar, la colocó como la cinta que tenía la responsabilidad de traer de vuelta a las salas de cine a una generación que había reusado volver, y a otra que acude a cintas de súper héroes o repletas de efectos visuales hechos en computadora.
La banda sonora y canción principal, homenaje a la original partitura del Harold Faltermeyer y a las míticas notas de Danger Zone que despegan desde la voz de Kenny Loggins; Hans Zimmer, Lady Gaga y Lorne Balfe confieren ambientación al elenco que trae de vuelta a Val Kilmer, protagonista de la cinta original y ejemplo de entereza en Hollywood; así como Jon Hamm, Jennifer Connelly y Miles Teller, quienes junto a Ed Harris, integran el dinámico crisol de talentos personificados por en nuevos rostros como Glen Powell o Mónica Barbaro. Una historia que apela al corazón, a la nostalgia, a la cultura generacional que dialoga entre los visos de secuencias de acción que permite disfrutar la intensidad del vuelo, del aire y los parajes que dibujan las siluetas de jets que mantienen al borde del siento a las y los espectadores y que a la industria ofrece un viso aliento de esperanza para la elaboración de películas que puedan virar en el pasado de efectos visuales prácticos al devenir de los efectos visuales que brindan cohesión a la tecnología y al talento como un hito del entretenimiento. Inmersos en un mundo polarizado, tratando de apartar posicionamientos ideológicos y enviar mensajes en la misma manufactura de su cometido, Top Gun: Maverick es un homenaje a cintas clásicas que forjaron el denominado género del blockbuster que semeja ser la creativa alternativa cinematográfica al rescate de las tradicionales salas de cine que sufren el embate de la pandemia, que obviamente ha postergado el esparcimiento por la sobrevivencia. Una vez que parece podrá verse una luz en el camino de los años ya sumados de la contingencia, y como una opción ante la dominante presencia de las cintas de súper héroes y seres creados al ordenador, la nueva apuesta de Tom Cruise ha recibido aclamación de la crítica y de la audiencia con tal efervescencia que nos recuerda con puntillosa recomendación, que la capacidad de asombro no se reduce a las pantallas verdes, sino que habita en cualquier manifiesto creativo que apele al ingenio y a la emoción. Nuestro consejo, ver la película en la mejor pantalla posible, pero, sobre todo, con actitud y la disposición a tener los sentires y anhelos dispuestos a emprender el vuelo.
Top Gun: Maverick, 2022, Joseph Kosinski
Iván Uriel Atanacio Medellín | elsurconovela | México Escritor y documentalista. Considerado uno de los principales exponentes de la literatura testimonial en lengua hispana. Sus novelas El Surco, El Ítamo y El Muro, que abordan la migración universal, han sido estudiadas en diversas universidades a nivel internacional. Dirigió los documentales La Voz Humana y Día de Descanso. Es Director Editorial de Filmakersmovie.com