José Ramón, Olímpico

Por: Iván Uriel Atanacio Medellín

“Todo ideal proviene de un anhelo, y los anhelos…son los sueños despiertos”

El Muro (Iván Uriel)

Han concluido los juegos olímpicos de Tokio 2020, con ellos la gama de nostalgia que envuelve el variopinto sentir que acicala la espera del nuevo ciclo. Los juegos, al vaivén de las emociones que aletargaron el latir del corazón deportivo durante un año a raíz de la pandemia que lacera el mundo, tuvo en recompensa momentos perdurables e instantes fugaces que parecen eternos en la memoria del suceso global que alberga la esperanza de nuevos días. Caeleb Dressel obtuvo cinco medallas de oro, y con ello encabeza un grupo de atletas que, por la cantidad de metales recibidos, los instantes legados a su participación o los récords que grabaron sus nombres en el corolario colectivo, permea los anuarios que delegan registros. Sifan Hassan y el tiempo suspendido en la angustia de verle caer para levantarse y cimbrar el carácter de una atónita audiencia al ganar su eliminatoria y más tarde  obtener dos preseas áureas; el espíritu olímpico vestido en el abrazo de Gianmarco Tarbelli y Mutaz Essa Barshin, que encontraron en el salto de altura un lugar de encuentro; la estampa de una historia compartida en el cierre del maratón, cuyos tres protagonistas tejieron una trama de contextos al olimpismo, Nageeye y Abdi en la complicidad del aliento por una medalla, Kipchoge por la gloria olímpica renovada. Tokio sopesó el entorno de polémica, temor y angustia propios de la pandemia y dejó en los escenarios el estruendo del aplauso y el vacío de unas gradas que anhelaron cubrirse de ausentes alegrías.

Y entre los recuerdos que acompasaron el devenir olímpico, queda en la transmisión de sus gestas, la remembranza del pasado televisivo, ése que en México albergó por décadas el comentario informado, el conocimiento coral de cada disciplina, el humor pausado, creativo y a la vez familiar que hicieron de un formato innovador, la perfecta vitrina para el análisis de las competencias y el resumen del medallero, y al liderazgo de su tinta, conferir a los acontecimientos icónicas líricas de experiencias individuales y colectivas, José Ramón Fenández, a propia anuencia, edificó una escuela que legó decenas de cronistas, y un formato asumido como palestra recital de las emociones olímpicas.

Desde Montreal 1976, dibujado en la silueta gimnástica de Nadia Comăneci y el oro de Daniel Bautista, José Ramón Fernández aunó al sumario veintidós ediciones del encuentro deportivo por excelencia. Referente, Joserra ha hecho del conocimiento adarga y del análisis un recurso profuso de proezas olímpicas enmarcadas por la entrega y el esfuerzo de atletas universales que brindaron a cada edición un sello distintivo, la disciplina al entrenamiento y la pasión deportiva.

Moscú 1980 y el polémico resultado en el trampolín de tres metros que dejaba a Carlos Girón pululando los juegos del boicot que se repetiría en Los Ángeles 1984, las olimpiadas de Carl Lewis y Michael Jordan, con resultados distintos y un inolvidable estadio olímpico que recibía el uno y dos en la marcha de veinte kilómetros, y Ernesto Canto alzando sus manos con la escasa fuerza que le vio abrazar a Raúl González en la gesta, el oro que el propio Raúl refrendaría en los cincuenta kilómetros, hoy ya extintos de las futuras ediciones veraniegas.

A propio formato, el Seúl 1988 del Golden Slam de la legendaria Steffi Graf, vio llegar al Dr. Chunga del excelso Andrés Bustamante, sufrir en el medallero el par de medallas de bronce y luego en los apoteósicos juegos de Barcelona 1992 de Vitali Sherbo y la solitaria medalla de plata en marcha para México. Atlanta 1996 tuvo aquella transmisión vertida en la tensión del atentado que alertó de temor el certamen, y que al estadio había presenciado al eterno Mohamed Alí encender la llama olímpica en una imagen perpetua, como perenne permanece la saeta flecha lanzada por los aires de Barcelona 1992; la espectacular cascada dorada en Sidney 2000 a mano de Cathy Freeman; la heroicidad de Soraya Jiménez y la primera medalla de oro para México en el nuevo siglo gracias a su desempeño en Halterofilia, o las polémicas descalificaciones en marcha que lo mismo brindó a la vera dramas que a la víspera ilusión y alegrías.

En el cariz de integrar un panel de especialistas para cada disciplina, expositores de contenido cultural, así como reporteros, narradores y una barra de entretenimiento cómico-creativo, en mesas de discusión, debate y acuerdo, José Ramón marcó la pauta y dejó huella al devenir de transmisiones olímpicas, que hacían de cada dos años, al compás de los mundiales de fútbol, una tradición para su audiencia; fuera en las pantallas, medios radiofónicos, plataformas digitales o a la tinta que estampa diversos artículos de opinión, dio cobertura a los avatares de los juegos en su contexto geopolítico, comercial y deportivo; los posicionamientos, las ideologías, ires y venires de los juegos olímpicos;

En el nuevo mileno, luego de una icónica transmisión en Sidney 2000, atestiguó el regreso de las olimpiadas a su cuna en Atenas 2004, y una vez que los colores cambiaron rumbo a su misiva, el periodista plasmó al papel digital el matiz de sucesos en Beijín, las medallas de oro para México, y la consagración de titanes olímpicos como Michael Phelps y Usain Bolt; en Londres 2012, comentó el triunfo de la selección olímpica mexicana de fútbol e hizo un recorrido de la mano de otro ícono televisivo como Jacobo Zabludovsky a través de hechos convertidos en leyendas cuando se cuentan y en mitos cuando relatan, Paavo Nurmi, Emil Zatopek, Abebe Bikila, Larisa Latynina, Vera Caslavska, Marita Koch, Bob Beamon, Jackie Joyner-Kersee, Jesse Owens, Babe Didrikson, Sergey Bubka, Yelena Isinbayeva, Allyson Felix, Serena Williams, Teófilo Stevenson, Alexandr Popov o Mark Spitz.

Y al tenor del comentarista que narra, acopia y relata, en Río 2016, brindó reconocimiento a María del Rosario Espinoza y sus medallas consecutivas en sendos juegos, así como a las hazañas de Katie Ledecky en la piscina, enhebradas al comentario sereno y de algarabía que habían analizado en Atlanta la medalla de oro de Miguel Induráin o el acopio de impresiones suspendidas en el aire ante la triada olímpica de Usain Bolt.

Desde el liderazgo de José Ramón, crónicas tendieron efigies a Svetlana Khorkina, Marie Jose Perec, Simona Amanar, Simon Biles, Alexei Nemov, Florence Griffith Joyner, Paula Radcliffe, Kristina Egaerzegy, Haile Gerbreselassie, Michael Johnson, Mohamed Farah, Greg Louganis, Fu Mingxia, Wu Minxia, Rafael Nadal, Roger Federer, Ian Thorpe o Elaine Thomson, entre otras leyendas del deporte. Han concluido los juegos olímpicos de verano en Tokio 2020, y lo han hecho con un mérito extraordinario de las y los organizadores, quienes a pesar de las vicisitudes, escenarios vacíos e imponderables del clima, aunados a obligatorias pruebas, necesarios y estrictos protocolos, permitieron desplegar la energía emocional de espectadores en el mundo, y enviar mensajes de esperanza olímpica más allá de intereses comerciales y políticos, al promover el deporte y desde el deporte izar banderas que al devenir alienten a nuevas y nuevos deportistas, a nuevos mañanas, a nuevas gestas.

En Filmakersmovie Olímpico, realizamos un viaje a través de leyendas deportivas que llegaron a nosotros gracias a transmisiones televisivas y enlaces periodísticos que hacen de la comunicación un vínculo y de su vocación una pasión compartida, en ese caminar hacemos un homenaje a quienes hacen de los eventos deportivo una ventana a la historia y al entretenimiento, situando en el plano central a cada competencia, y haciendo de la información un recurso para vestir esos instantes que serán perennes en nuestros recuerdos presentes, iniciando el periplo con José Ramón, olímpico.

 

Foto de portada: ESPN

 

Iván Uriel Atanacio Medellín  | elsurconovela | México

Escritor y documentalista. Considerado uno de los principales exponentes de la literatura testimonial en lengua hispana. Sus novelas “El Surco” y “El Ítamo” que abordan la migración universal, han sido estudiadas en diversas universidades alrededor del mundo.  Dirigió “La Voz Humana” y “Día de Descanso”. Columnista en Pijama Surf, es Director Editorial  y Fundador de Filmakersmovie.com

 

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